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Extimidad

El cultivo de la interioridad es una solución a las neopatologías sociales.

Hace más de una década que el psiquiatra francés Serge Tisseron tomó prestado del filósofo Jacques Lacan el término extimidad. En 2001, publicó La intimidad sobreexpuesta, donde explicaba «el movimiento que empuja a cada cual a mostrar una parte de su vida íntima, tanto física como psíquica«.

El término extimidad se ha ido empleando en la dos últimas décadas para explicar uno de los fenómenos más importantes de las redes sociales: el que muchas personas han tenido que comenzar a tener una identidad externa. «Lo íntimo continúa siendo íntimo, siempre que, claro, no se comparta en la red. Hablamos de extimidad generalizada para designar el hecho de que, con Internet, todo el mundo tiene la posibilidad de hacer al conjunto de los internautas testigo de la información que comparta sobre sí mismo», afirma Tisseron.

Quiero darle una vuelta de tuerca al término, ahora que todavía es dúctil. La extimidad es, para mí, lo contrario a la intimidad. Es un territorio en el que sabíamos que vivían muchos artistas y políticos, pero que hoy pisa una gran parte de la humanidad. Hace 20 años, el programa Gran Hermano escandalizaba precisamente por la ausencia del mínimo espacio de intimidad. Hoy, miles de youtubers viven de ello.

Tener un perfil social no es un problema en sí mismo si se sabe gestionar. Hoy en día es difícil para muchos profesionales, por ejemplo, no tener una ventana abierta en las redes. Pero si la extimidad no viene equilibrada por la intimidad, podemos caer en una patología.

Millones de adolescentes, jóvenes y adultos que buscan cariño, apoyo y autoestima en las redes sociales a base de vivir de puertas afuera de sus propias vidas, sin dejar apenas espacio para la reflexión y el diálogo con uno mismo. Hacer que mi autoestima y mi bienestar dependan del número de «me gusta» que los demás me otorgan sí es un problema, tan grave que puede convertirse en una neopatología. Ya tienen hasta nombres: nomofobia, síndrome de la llamada imaginaria, apnea de Whatsapp, síndrome FOMO, depresión del Facebook, cibercondria…

El diario personal es, ante este problema, una gran herramienta junto con la práctica de la meditación, la oración, la soledad, el silencio… El cultivo de la interioridad es una solución a las neopatologías sociales. Solo del yo profundo pueden salir hombres y mujeres con verdadera autoestima para ser dueños de sus vidas, tener capacidad crítica ante las tendencias sociales y generar otros mundos posibles.

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