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Comienza Día a día

Un día intensivo

Para contemplar con más profundidad el flujo de nuestra vida y ver un ejemplo de como escribir, vamos a escribir un día de nuestra vida.

En el día a día, algunos días escribimos poco, otros mucho, luego vienen días que no podemos escribir nada y se nos acumulan los acontecimientos, encuentros, pensamientos, oraciones… De allí la importancia de convertir el diariar (permítaseme este neologismo) en una disciplina y una rutina, como rezar, ducharse o salir a correr.

Lo podemos hacer en un momento fijo del día, en unos días concretos de la semana, o en el mismo momento de un acontecimiento (cuando estamos esperando en la consulta del médico, en una conferencia, reflejando lo que estamos escuchando), aunque no es siempre posible. Normalmente, la recapitulación de lo vivido mueve mucho más nuestra vida interior, pues conecta con todas nuestras dimensiones.

Las descripciones y los datos de nuestras entradas deben ser breves, lo suficientemente claros para reflejar todo lo que es significativo, pero sin explicar todos los detalles. Podemos luego escribir, más pausadamente, sobre algo de lo vivido que es realmente importante.

Siempre intentamos escribir sin juicios ni censuras. Nos contemplamos en toda nuestra integridad, desnudos, auténticos, tal como somos, dejando fluir los pensamientos y los sentimientos.

Intentamos no arrancar ninguna hoja, ni editar ni borrar nada. Para darnos cuenta de que hemos escrito algo desde el enfado, los celos, la envidia o la pereza, es preferible acabar con alguna impresión al final de la entrada o escribir más tarde otra entrada reaccionando a lo anteriormente escrito. «Releyendo lo de ayer, creo que debo matizar»… «Me sentía airada cuando describí las palabras de… pero ahora creo que fui injusta»… Trabajaremos en el futuro sobre este tema.

Describimos un día

Nos sentamos, respiramos, cerramos los ojos y contemplamos el día que hemos vivido. Nos dejamos llevar por las imágenes, recuerdos, sensaciones, emociones del día… Conectamos con el fluir de nuestra vida. Luego escribimos…

  1. ¿Qué acontecimientos viví antes de ir a dormir la noche anterior?
  2. ¿Cómo fue mi sueño? ¿Recuerdo algún sueño? ¿Puedo describirlo brevemente?
  3. ¿Cómo fue mi transición a estar despierto? ¿Sentimientos, pensamientos, expectativas, ansiedades, preocupaciones, actitudes ante el nuevo día?
  4. ¿Cómo me sentía físicamente? ¿Descansado, fatigado, dormido, enfermo…? ¿Me pedía mi cuerpo más actividad física, más descanso, menos agobios?
  5. ¿Cómo me relacioné con mi familia, comunidad, personas que conviven conmigo esa mañana?
  6. ¿Me duché, me lavé, desayuné…? ¿Me gustó lo que comí? ¿Me resultó aburrido y repetitivo?
  7. ¿Cuáles fueron las principales actividades del día? ¿Cómo me sentí al realizarlas? ¿Conectaron con lo mejor de mí mismo/a o fueron rutinarias, hacer por hacer, como una obligación más? ¿Cuáles fueron de un tipo y cuáles de otro?
  8. ¿Con qué persona tuve relaciones significativas y afectuosas, conversaciones íntimas, gestos solidarios, discusiones, enfados…? ¿Qué sentimientos despertaron en mí? ¿Hubo alguna palabra especial que recuerdo, un consejo, un testimonio, un reproche…?
  9. ¿Qué emociones fui teniendo a lo largo del día, cómo fue cambiando mi humor, mi actitud interior ante los acontecimientos? ¿Cuándo, con quién?
  10. ¿Qué decisiones tuve que tomar? ¿Me encontré con algún dilema moral o encrucijada?
  11. ¿Qué noticias de ese día llegaron a mis oídos? ¿Por qué medio? ¿Leí algún periódico, escuché la radio, vi el telediario? ¿En qué me fijé? ¿Qué me impactó o hizo pensar? ¿Cómo me sentí?
  12. ¿Cómo fue el uso de las tecnologías? ¿Cuánto tiempo utilicé las pantallas? ¿Hice búsquedas en internet? ¿Sobre qué? ¿Escribí correos electrónicos? ¿Trabajé con programas específicos de mi profesión o actividad laboral? ¿Compartí en mis redes sociales fotos, comentarios, noticias? ¿Visité las de otros amigos y conocidos? ¿Me detuve especialmente en alguna? ¿Cuáles? ¿Cómo me sentí al hacerlo?  ¿Qué aprendí, qué me sorprendió, qué descubrí?
  13. ¿Cómo usé mi tiempo libre? ¿Vi algún programa de televisión, serie, documental, película? ¿Jugué a algo con otras personas? ¿Qué juegos?
  14. Si soy una persona creyente, ¿cómo me relacioné a lo largo del día con Dios? ¿Hubo momentos especiales de silencio, de quietud, de hacer presencia a su paso por mi vida? ¿Me acordé de Él en algún momento concreto del día, para dar gracias, pedir ayuda, buscar inspiración, tomar una decisión? ¿Leí algún trozo de la Palabra de Dios o algún texto espiritual? ¿Participé en alguna ceremonia religiosa con otros? ¿Tuve un rato de oración personal?
  15. Describe el final del día. ¿Qué hice antes de acostarme? ¿Qué conversaciones tuve con mi familia o comunidad? ¿Qué rutinas tengo al ir a dormir? ¿Qué pensamientos tuve?
  16. Relee todo lo anterior. ¿Qué sentimientos me despierta lo que he escrito sobre todas estas experiencias y acontecimientos?
  17. Finalmente, siéntate en calma. Respira. No analices ni interpretes nada. Absorbe los movimientos del día como una pieza integral de tu vida. Mira tu jornada con amor.
  18. Termina escribiendo una frase del día, un pensamiento final, un verso, una oración…