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Diario personal

Disciplina

El diario personal requiere de tiempo, lugar y disposición interior adecuados

Salir a correr, para muchas personas, es una disciplina física o deportiva. Se suele hacer en horas fijas del día, en espacios apropiados, siguiendo ciertas rutinas, manteniendo una dieta adecuada, cuidando el sueño, evitando adicciones intoxicantes… Solo así el corredor conseguirá adecuadamente una carrera de 10K, una media maratón, un circuito de montaña… o una medalla en los Juegos Olímpicos.

El estudio es una disciplina intelectual o racional. Requiere planificación, orden, método, técnica, calendario, asiduidad… El estudiante, sometido a esta disciplina, logrará así aprobar un examen, conseguir un título o ganar unas oposiciones.

Escribir un diario personal es una disciplina espiritual, como la meditación, la oración o la danza terapéutica.

Podemos diariar de forma anárquica, y seguramente pasaremos por periodos así en nuestra vida, pues no siempre hacemos todo de igual modo ni estamos en una permanente predisposición emocional o mental. Hay momentos de la vida que conducen más que otros a diariar. Tenemos altibajos. Fluimos.

Toda disciplina exige cierta programación en el tiempo y un espacio adecuado para su ejecución. Si queremos avanzar en la disciplina del diario personal, tendremos que diseñar sus rituales: dónde, cuándo, cómo…

El tiempo para escribir

Cada persona es un mundo. Solo tú puedes encontrar el tiempo óptimo para diariar. Dependiendo de tu profesión, tu vida social, tus compromisos familiares… tendrás que decidir en qué momento puedes escribir con fidelidad.

  • Decide la periodicidad. Al principio se recomienda que el dp sea a diario, pero también puede espaciarse y ser, por ejemplo, 3 o 4 días por semana. Selecciona los días más adecuados y márcalos en tu agenda.
  • Busca el mejor momento del día para escribir, según tus biorritmos. Hay personas de mañana y otras de noche, los momentos en los que están más activos para escribir.
  • Márcate la hora concreta. Por ejemplo: después de desayunar, antes de cenar, antes de ir a dormir, en el descanso de la mañana…
  • Prevé las alteraciones, es decir, que este periodo sea justo después actividades que tienden a alargarse, pues puedes quedarte sin escribir.
  • Asócialo a actividades adecuadas. Por ejemplo, tras estar estudiando durante varias horas, es difícil tener ganas de escribir aún más. Tampoco justo antes de ir a dormir, cuando más somnolientos estamos –aunque mucha gente encuentra en el diario un buen tratamiento para el insomnio–. Es más fácil hacerlo después de ir a correr, tras una buena ducha, al volver de la compra o de dar un paseo, al acabar la tarde, antes de la cena…
Dónde escribir
  • Busca un sitio tranquilo y sin ruidos.
  • Siéntate de forma que puedas escribir cómodamente.
  • Busca la soledad o pide a quienes te rodean que se respete este momento tuyo.
  • Mantente alejado de las distracciones. Si prefieres tomarte un café o comer una fruta, hazlo al comenzar, pero no estés todo el rato levantándote. Si te tienta leer el periódico, no lo tengas al lado.
Hacer silencio
  • Haz silencio físico. Apaga radios y pantallas.
  • Apaga el móvil o acalla todas sus llamadas y notificaciones. Este es un tiempo sagrado para ti. Respétalo. Respétate.
  • Haz silencio espiritual. Respirar dos o tres minutos de manera sosegada y consciente antes de escribir te relajará, calmará tus prisas y abrirá tu mente y tu corazón.
  • Ponte un poco de música relajante, si ello te estimula. ¡No todas las músicas valen! La música puede tener un efecto psicológico conductista, que te predispone a diariar, creando en tu interior una atmósfera de quietud y paz.
  • Si eres una persona creyente, puedes hacer un momento de oración. Abre tu corazón a la presencia de Dios en tu día.