«Quizá el amor sea el proceso
de guiarte suavemente
de vuelta a ti mismo.
No a quien yo quiero que seas,
sino a quien eres”.
Antoine de Saint-Exupéry
¡Bienvenido/a esta llamada a escribir un diario personal. Gracias por darte esta maravillosa oportunidad de dedicarte un poco de tiempo a ti mismo/a, en medio de las muchas obligaciones de cada día para crecer como persona y descubrir el continente oculto que habita en tu interior, esa terra ignota que nunca nos hemos atrevido a visitar.
Cuando yo tenía unos nueve o diez años, mi madre me presentó un libro. Su padre se lo había dado a su vez a ella cuando era niña y había sido el primer libro no ilustrado que había leído en su vida. Ahora era mi turno. Lo miré. Era una copia en cartoné, muy manoseada, un tanto desencuadernada, con una portada en colores desvaídos. Leí su título: Corazón, de Edmondo De Amicis. Estaba a punto de entrar en una novela que me sedujo. Hablaba de un niño, Enrico, que en el quinto grado de su escuela es invitado por el maestro a escribir un diario donde va relatando todo lo que ocurría en aquella escuela italiana del siglo XIX y, sobre todo, los cuentos patrióticos que cada mes les contaba el maestro. Entre ellos está el más famoso, que dio lugar cien años después a la serie japonesa de dibujos animados «De los Apeninos a los Andes», con su protagonista, Marco, que llenó de emoción a los niños de los años setenta. A mi, Corazón, me llevó a comenzar a mis catorce años la aventura vital de escribir un diario personal.
Escribir un diario es, en el fondo, viajar a nuestro corazón para llegar a encontrarnos de veras con quiénes somos y qué buscamos en la vida. Bienvenido, bienvenida a esta aventura.